Dolor al dar el pecho: ¿fenómeno de Raynaud?

El dolor al dar el pecho es la principal causa de fracaso de la lactancia materna. Siempre que las tomas sean dolorosas deben ser valoradas por un profesional experto en lactancia materna.

Una posible causa de este dolor es el fenómeno de Raynaud.

¿Qué es el fenómeno de Raynaud?

Fue descrito por primera vez en el siglo XIX como un episodio de isquemia a causa del frío y la emoción.

Afecta más o menos al 20% de las mujeres en edad fértil, sucediendo sobre todo en personas que han tenido migrañas.

Está causado por una dilatación y constricción de los vasos sanguíneos. Puede ser por varias razones como el frío, el estrés o el consumo de cafeína y nicotina.

Es normal sentir sensibilidad en el pezón durante la lactancia, siendo peor durante la primera semana tras el parto y estando limitada aproximadamente al primer minuto de la toma.

El fenómeno de Raynaud produce un dolor muy intenso en el pezón y no solo relacionado con las tomas. El pezón presenta palidez y blanqueamiento, seguido de color azulado en la piel y, al final, rubor o enrojecimiento.

Si me duele, ¿tengo el fenómeno de Raynaud?

No es común, pero sí debe tenerse en cuenta ante una mujer que tiene dolor al dar el pecho.

• ¿Tengo antecedentes familiares o personales de Raynaud?
• ¿Están ambos pezones afectados?
• ¿Se produce con el frío?
• ¿Los pezones cambian de color?

Un “sí” como respuesta de alguna de estas preguntas, debe hacer sospechar un fenómeno de Raynaud.

¿Que puedo hacer si tengo el fenómeno de Raynaud?

Los consejos se basan en evitar los factores que lo provocan:

• Mantén tu cuerpo caliente.
• Vístete por capas.
• Cúbrete a ti y a tu bebé con una manta durante la toma.
• Mantén tu pecho caliente antes y después de la toma. Un saco de semillas caliente puede ser de ayuda.
• Dar el pecho en una habitación con una temperatura cálida.
• No dejes el pezón al aire.
• Cubre tu pezón con la mano libre mientras tu bebé deja de mamar.
• Reemplaza los discos de lactancia húmedos por otros secos.
• Mantén toallas calientes cerca al salir de la ducha.
• No fumes y modera el consumo de cafeína.
• Relájate y realiza respiraciones profundas cuando sientas estrés o ansiedad.

Si estas medidas no son eficaces, tu matrona o tu médico de familia pueden recomendarte algún fármaco que mejore los síntomas.