Efectos psicológicos en los niños producidos por el COVID-19. Orientaciones para padres y madres
Lo que hemos vivido en los últimos meses por la pandemia podría causar una serie de efectos psicológicos. Uno de los sectores más vulnerables son los niños y adolescentes. Es por ello por lo que señalamos una serie de orientaciones para padres y madres con el fin de detectar, prevenir y manejar posibles problemas de salud mental que pudieran aparecer.
¿Qué pueden hacer los padres y las madres para ayudar a sus hijos?
He aquí algunas medidas para ayudar a los niños y niñas a gestionar las emociones que surgen en esta situación de pandemia:
- Crear un entorno cálido, seguro y afectuoso, con padres atentos y disponibles.
- Escuchar atentamente a los hijos, sin prisas. Dejarles hablar para que puedan decir todo lo que necesitan hasta el final y poder así expresar sus sentimientos, miedos y dudas respecto a la situación del COVID-19.
- Con una actitud comprensiva y empática. Sin juzgarles jamás. No les diga nunca “eso es una tontería, no tienes por qué preocuparte”.
- No dejar caer todo el peso en lo que dicen con palabras. Los niños a través del juego, el dibujo, los gestos o sus actitudes cuentan muchas cosas que no sabrían poner en palabras, sobre todo los más pequeños.
- Responder a todas las preguntas que hagan sus hijos. Siempre con palabras que los niños puedan entender. Y hay que decirles siempre la verdad.
- Es imprescindible hacer partícipes a los niños de la situación para que sean responsables de sus cuidados y de las medidas de seguridad a adoptar frente a la pandemia.
- Con padres y madres que transmitan calman y tranquilidad. Unos padres alarmados y angustiados deberían resolver su miedo y su angustia antes de hablar con su hijo.
- No invadir el hogar de noticias continuas sobre la actualidad del coronavirus. No es bueno ni para niños ni para adultos.
- Dedicar tiempo a los hijos. Con o sin coronavirus pero en situaciones de estrés los niños lo necesitan aún más. Ese tiempo le permitirá observar a su hijo, conocerle mejor y así poder detectar si presenta algún síntoma. Algunos serán fáciles de detectar a través de su conducta (alteraciones en la alimentación, el sueño, mojar la cama, irritabilidad). Otros, más internos como miedos, dudas, ansiedad o tristeza, pueden pasar más desapercibidos.
- Por último, hacer partícipes a los niños de los rituales de duelo. Es reconfortante reunir a la familia y a los afectados por la pérdida –pongamos que se trata de un abuelo- en memoria de la persona desaparecida. Recordar juntos anécdotas, decir unas palabras al ausente (que estará presente en el pensamiento de todos). E invitar a los niños para que participen con un dibujo o una carta dirigida al fallecido en la que le dirán todo lo que les hubiera gustado decirle. Algo que también podrían hacer los adultos.
Los padres deben saber que:
- Es normal que a veces no sepan cómo responder o comportarse con sus hijos. El tener dudas forma parte de ser padre o madre y les pasa a todos.
- Los padres tienen la obligación de cuidarse psicológicamente para poder cuidar mejor de sus hijos. Nada hay tan contagioso como las emociones, sean cuales sean.
- No existe una forma única de hacer las cosas o de hacerlas bien. Por eso se plantea aquí una serie de orientaciones que los padres deberán adaptar a sus circunstancias particulares.
¿Cuándo deben los padres consultar con el pediatra?
Presentar miedos, tristeza, dormir peor o estar más irritable y desobediente es normal ante la situación actual creada por la COVID-19. En la medida en que se vaya controlando la pandemia irán desapareciendo estos síntomas en la mayor parte de los niños. Si esto no fuera así o los síntomas fueran muy intensos, deberían comentarlo con su pediatra. Él o ella podrá intervenir él mismo o derivar a salud mental si lo estima oportuno.
Debemos evitar la psiquiatrización de reacciones normales dentro de la experiencia humana en esta situación de pandemia.
Está indicada la ayuda especializada:
- Ante crisis de ansiedad intensas.
- Si aparece agitación motora.
- Ante la presencia de conductas agresivas.
- Cuando el niño refiere deseos de morirse o ha intentado dañarse.
- Si aparecen alucinaciones o delirios.
- En descompensaciones de niños o adolescentes con patologías de salud mental previas.
- Cuando los niños han sido víctimas de cualquier forma de violencia.
¿Cómo pedir ayuda especializada?
- A través de su pediatra
- Evitar acudir a los servicios de urgencia hospitalaria en la medida de lo posible.
ENCUESTA PARA DETECTAR SIGNOS DE ALERTA EN LOS MÁS PEQUEÑOS desde el inicio de la pandemia
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Julia García Olivera. Psicóloga Interna Residente. . Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil. Cádiz.
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Carmen de Manuel Vicente. Psicóloga clínica. Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil. Cádiz